¡Dichoso aquel que tiene...!

En 1940 Joaquín A. Bonet toma la iniciativa de convocar un certamen de teatro asturiano. 'Dichoso aquel que tiene...!' de Eustaquio G. Campomanes resultó premiada quizá porque se quería desterrar la idea de un teatro de compromiso tras su participación en las giras antifascistas promovidas por Socorro Rojo Internacional. Estas estampas marineras exaltan la vida cotidiana de una Cimadevilla que espera la reparación de una pareja de vapores y mata el tiempo aferrándose a su microcosmos. También recoge el retorno de un pintor famoso o la procesión de la Soledad. Por allí desfilan personajes aflamencados nazarenos represaliados viudos en segundos amores y muchos coros tabernarios. Este mural colectivo le sirve a su autor para contextualizar unos amores separados por las clases en un contexto más urbano que el de otras obras marineras. Aunque su autor no supo convertir este canto en plegaria de los marineros vemos a un barrio que se resguarda de los embites urbanos en la familia y en la vecindad.