Funerales con Tango de Fondo y otros Ritos Porteños que Huelen a Café Quemado

<p><strong>¡Hola! Soy Lorena La Matadora de Sueños Tercon Arbiza (bueno en realidad solo escribo cuentos macabros mientras me tomo un </strong><em><strong>latte </strong></em><strong>vainillado) y acá vengo de punta en blanco y con el alma manchada de tinta a contarte por qué este librito es como ese fernet con Coca que te tomás en un velorio: oscuro efervescente y con un toque de locura que no sabés si viene del muerto o del hielo vencido.</strong></p><p><strong>Si te gustan las historias donde:</strong></p><ul><li><strong>Lo </strong><em><strong>cozy</strong></em><strong> se mezcla con el </strong><em><strong>gore</strong></em><strong> como dulce de leche con sangre (sí literal: acá hay gatos durmiendo en ataúdes dentaduras que bailan tango y cenizas que caen directo al trago)</strong></li><li><strong>El humor negro es más filoso que el cuchillo de la tía Nélida cuando reparte torta fúnebre</strong></li><li><strong>El absurdo reina como un muerto que elige la </strong><em><strong>playlist</strong></em><strong> de su propio velorio (</strong><em><strong>¡y castiga con fernet tibio a los que ponen a Discépolo!</strong></em><strong>)</strong></li><li><strong>El sarcasmo chorrea como aceite de cocina en la cara de un cadáver </strong><em><strong>brilloso</strong></em></li></ul><p><strong>...entonces </strong><em><strong>hermano de lo funesto</strong></em><strong> esto es tu bótox literario.</strong></p><p><strong>¿Qué vas a encontrar adentro?</strong></p><p><strong>Personajes que no son de este mundo (ni quieren irse):</strong></p><ul><li><strong>La viuda que bailó un tango con el enterrador mientras su marido </strong><em><strong>aplaudía desde el cajón</strong></em><strong> (¡y no de alegría!)</strong></li><li><strong>Minguito el gato callejero que se metió en un ataúd y amaneció </strong><em><strong>ronroneando en el traje del muerto</strong></em><strong> después de una noche de milonga fantasmal.</strong></li><li><strong>Nonno Paco el difunto amargo que </strong><em><strong>resucitó para cobrarse un fernet robado</strong></em><strong>... y se llevó puesta a la tía Nilda en un baile </strong><em><strong>más ajustado que pantalón de cervecero</strong></em><strong>.</strong></li><li><strong>Lola La Morocha la milonguita que </strong><em><strong>revivió para arrancar corazones</strong></em><strong> (literalmente) porque en su velorio </strong><em><strong>ni un alma derramó una lágrima sincera</strong></em><strong> (¡y eso duele más que el veneno!)</strong></li><li><strong>El bandoneón endemoniado que se robó un cadáver para irse a la milonga eterna (</strong><em><strong>y dejó una nota de Préstamo</strong></em><strong> que haría temblar hasta a san Expedito).</strong></li></ul><p><strong>¿Por qué comprarlo?</strong></p><ul><li><strong>Porque es el único libro que combina </strong><em><strong>gladiolos mustios</strong></em><strong> con </strong><em><strong>sarcasmo de almacén</strong></em><strong>.</strong></li><li><strong>Porque te va a sacar risas negras esas que disimulás con un pañuelo en el velorio </strong><em><strong>mientras pisás un pedazo de torta con sangre</strong></em><strong>.</strong></li><li><strong>Porque los muertos en el Río de la Plata no descansan: bailan roban y se toman todo literal (¡incluso la frase </strong><em><strong>hasta que la muerte nos separe</strong></em><strong>!)</strong></li></ul><p><strong>Advertencia del fabricante (o de la autora en este caso):</strong></p><p><em><strong>Esto no es un manual de autoayuda. Es un manual de autodefensa contra parientes vivos más peligrosos que un difunto con tic en el ojo. Si buscás cozy de abuelita tejiendo seguí de largo. Acá lo cozy huele a naftalina y venganza y lo gore tiene la elegancia de un corte y quebrada en plena pista de velatorio.</strong></em></p>