<p>Nunca en la historia de la humanidad se hab&iacute;a producido una circunstancia como la que estudiaremos en este cap&iacute;tulo: un hecho hist&oacute;rico se ha convertido en dogma de fe y no puede ser cuestionado por historiadores cient&iacute;ficos o investigadores de cualquier rama del saber. Dos historiadores jud&iacute;os Pierre Vidal-Naquet&nbsp;y L&eacute;on Poliakov firmaron la declaraci&oacute;n de fe que se ha impuesto universalmente. En ella dec&iacute;an: &ldquo;No es preciso preguntarse c&oacute;mo ha sido posible t&eacute;cnicamente tal muerte en masa. Ha sido posible porque ha tenido lugar. Este es el punto de partida obligatorio de cualquier investigaci&oacute;n hist&oacute;rica sobre el particular. Esta verdad es la que nos corresponde recordar simplemente. No puede debatirse la existencia de las c&aacute;maras de gas.&rdquo; En la actualidad poner en duda toda la parafernalia que envuelve el mito del Holocausto constituye un crimen de pensamiento y se ha convertido en un delito tipificado en los c&oacute;digos penales de numerosos pa&iacute;ses. Los revisionistas vienen siendo perseguidos y condenados con a&ntilde;os de c&aacute;rcel por odio racial o antisemitismo. Los medios de comunicaci&oacute;n los rechazan y sus trabajos no merecen ninguna atenci&oacute;n pues se considera que carecen del menor inter&eacute;s y no deben ser difundidos.</p><p>Naturalmente si los argumentos y las tesis del revisionismo fueran panfletos carentes del menor rigor podr&iacute;a aceptarse el desinter&eacute;s general por sus planteamientos; pero no es el caso sino todo lo contrario. Los trabajos presentados abarcan los diferentes aspectos relacionados con el supuesto exterminio de seis millones de jud&iacute;os y son extremadamente convincentes. Cualquier lector interesado en descubrir la verdad hist&oacute;rica hallar&aacute; en las obras de los revisionistas cu&aacute;nto puede exigirse a un investigador riguroso. Pese a ello el n&uacute;mero de pa&iacute;ses occidentales supuestamente democr&aacute;ticos que promulgan leyes que atentan contra la libertad de pensamiento y de expresi&oacute;n en relaci&oacute;n con el Holocausto aumenta a&ntilde;o tras a&ntilde;o. Hoy estos pa&iacute;ses son: Alemania Austria B&eacute;lgica Bosnia-Herzegovina Canad&aacute; Rep&uacute;blica Checa Espa&ntilde;a Francia Holanda Hungr&iacute;a Liechtenstein Luxemburgo Polonia Portugal Ruman&iacute;a y Suiza.</p>
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