La Novia que Él Subestimó

<p><strong>Un matrimonio concertado. Dos personas rotas. Un año para enamorarse de forma imposible.</strong></p><p>Michael y Nicole. Nicole y Michael. No tienen nada en común.</p><p>Él codifica su calendario por colores; ella quema tostadas mientras baila música de Bollywood. Él cree que el control es la única moneda que importa; ella piensa que el caos es una forma de arte. Y de alguna manera debido a una promesa que sus padres hicieron antes de que nacieran están a punto de convertirse en marido y mujer.</p><p>Michael Tyrone esperaba decepción. Sus padres le advirtieron: no muy atractiva demasiado estudiosa quizás no muy sociable. Se preparó para la obligación disfrazada de matrimonio para la distancia civil para una vida de expectativas cuidadosamente gestionadas.</p><p>Entonces Nicole Williams caminó por el pasillo -sola con la barbilla en alto con un desafío en sus ojos- y destrozó cada suposición que él había hecho.</p><p>Durante el primer mes son extraños representando un matrimonio. Ella reorganiza su estantería por colores y él esconde sus velas en el cajón de verduras. Ella le deja notas de Post-it llamándolo una hoja de cálculo crecida. Él le prepara té exactamente como a ella le gusta sin que se lo pidan. Declaran la guerra por el diseño de interiores y firman treguas con cenas quemadas y recipientes de comida para llevar.</p><p>Pero en algún lugar entre las negociaciones sobre velas y las conversaciones de balcón a las 2 a. m. algo cambia. El acuerdo comienza a sentirse menos como una jaula y más como volver a casa.</p><p>Hasta que aparece su exnovia y Nicole se da cuenta de que ser elegida en papel no significa ser elegida en la práctica. Hasta que los muros que ambos han pasado años construyendo amenazan con destruir la única cosa real que cualquiera de ellos ha tenido.</p><p>Ahora tienen una opción: retirarse a la seguridad o arriesgarlo todo por un amor que ninguno de los dos planeó.</p><p><em>Un matrimonio arreglado. Dos corazones dañados. Y el coraje de elegirse el uno al otro -una y otra vez- hasta que elegir se convierte en respirar.</em></p>