<p>Imagina que enciendes el m��vil. Tienes una aplicaci��n especial con un men�� de interfaces para otro componente especial incluido en el hardware un electr��n confinado en un pozo cu��ntico. El juego consiste en modificar los estados de la part��cula con el m��nimo de ayuda de interfaz. Hay muchos niveles. En el l��mite tendr��as que poder soltar tu m��vil y sintonizar/interactuar con el electr��n a voluntad. ��Sintonizar o controlar? Esa es la cuesti��n.<br><br>***</p><p>Si la tecnolog��a es antes el problema que la soluci��n usarla como soluci��n de todos los problemas s��lo amplifica al infinito el problema original. En el siglo XX se escribi�� sin cuento sobre la ciencia y se hicieron toda suerte de reflexiones profundas sobre la t��cnica pero de manera casi incre��ble la relaci��n que existe entre ambas se resiste a cualquier tratamiento razonable m��nimamente consistente. Y as�� todo lo que digamos sobre la ciencia o sobre la t��cnica por m��s que pretenda circunscribir su dominio tiene que ser igualmente deficiente y falto de alcance. El saber-poder es un sujeto decididamente impuro que recuerda a un perro rabioso girando en c��rculo para morderse el rabo y al que nadie se atreve a ponerle la mano entre la cola y los dientes.</p><p>Que este engendro moderno de la tecnociencia reduzca a tal impotencia nuestra capacidad de an��lisis ya lo dice todo. Apenas se advierte que es la ciencia en tanto que arte sacerdotal la que crea el marco de discursos sobre usos y aparatos limit��ndose la tecnolog��a al papel auxiliar de rellenarlos en nombre del beneficio del consumidor. Si en el horizonte de fusi��n hombre/m��quina en que vivimos todo esto parece ya nimio es porque ha desaparecido cualquier sentido de la responsabilidad y si ha desaparecido el sentido de la responsabilidad es porque se siente que no se puede hacer otra cosa.</p><p>La imagen del perro es por supuesto un chiste. Si en lugar de ello afirmara que la tecnociencia es una criatura que a��n se revuelve en su huevo tal vez nos recorriera un estremecimiento. Se dir��a que uno tiene en la mano ese huevo y sopesa qu�� hacer con ��l. Hay en la palabra y en la cosa un potencial latente que no ha visto todav��a la luz. Acercarlo al umbral de la conciencia es contrario a la deriva actual.</p><p>La utilidad de estas cosas para el hombre es lo de menos; no hay que preocuparse de dar de comer al que ya se ahoga en el v��mito por sus excesos. Al contrario se tratar��a de liberar eso que ahora est�� entretenido apretando un bot��n. Cuando dejamos de oprimir algo ese algo tiene oportunidad de ascender. Podr��a ser la naturaleza podr��a ser nuestra propia naturaleza.</p><p>Sin embargo aqu�� voy a hablar de leyes y de m��quinas cosas que atesoran un alto grado de abstracci��n. ��Para qu��? ��Qu�� sentido tiene cuando s��lo absteni��ndonos de su contacto tendr��amos oportunidad de ver a d��nde va todo? No encuentro una respuesta para esto. En el fondo creo que se trata del m��s puro e injustificado optimismo por el futuro de la ciencia y de la t��cnica. O tal vez no tan injustificado si ��stas son un fiel reflejo del orden mundial siempre perecedero y vol��til. Entonces a lo mejor s��lo intento concebir que igual que otro mundo es posible tambi��n son posibles otra ciencia otras t��cnicas y otros v��nculos con la naturaleza.</p>
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