Me enamoré de tierras extrañas

En algún lugar... Desde mi ventana la veo cada mañana luciendo un nuevo conjunto según su estado de ánimo. Entalla su torso de colores claros en primavera y tonalidades oscuras en el invierno. Se cambia dos veces al día de camisa y se remanga en verano las prendas. En la primavera es cuando más bonita la encuentro pues las flores que se ha puesto ensalzan su figura y realzan su belleza. No es la misma tierra que veo desde mi ventana. Si camino o me alejo de ella en cada zona es distinta pero en el fondo sé que sigue siendo ella. Los poetas hablan de su forma y su figura le dedican miles de versos y se compilan millones de poemas para recordarnos que siempre será la musa de quienes la miran. Reconozco que yo también he caído rendida a sus pies y me sumo a esta causa dedicándole los más bellos versos que de mi alma brotan cuando pienso en ella en este libro titulado: Me enamoré de tierras extrañas.