Ningún príncipe para Caperucita Roja

<p><em><strong>Cuando Riley Caperroja decidió atrapar a un príncipe.</strong></em><br><br>Cada vez que alguien abre un libro de cuentos y lee las palabras Érase una vez mi abuela acaba convertida en el plato principal. Créeme no tiene nada de mágico. Nada de felices para siempre. Al menos no para mí. Porque mientras Cenicienta Aurora y Bella se quedan con castillos besos y príncipes encantadores a mí solo me toca Jack: el lobo no el príncipe. Y eso está muy lejos de ser un final feliz.<br><br>Así que hice lo que se hace en los cuentos de hadas.<br>Diecisiete ranas y un sapo casi heroico después queda claro que el amor verdadero no va saltando fuera del bosque por mucho verde que una bese. Así que a partir de ahora tomaré mi destino en mis propias manos. Mañana mismo construiré una trampa para príncipes reescribiré mi historia y por fin conseguiré la historia de amor inolvidable que me corresponde.<br><br><em>Ejem.</em><strong> Hola soy Jack.</strong><br>Si Riley cree que puede decidirlo todo yo también tengo algo que decir. Y más le vale olvidarse de ese ridículo numerito de atrapar a un príncipe.<br>En cuanto al amor será conmigo o con nadie. Y sí... inolvidable<em> claro</em>.<br><br><br>¡Cuidado con el final en suspenso! (¡Lo siento!)<br>Serie completa:<strong> Páginas susurrantes </strong><br>1. Ningún príncipe para Caperucita Roja<br>2. Un lobo en su destino</p>